¿Cómo gestionar el estrés laboral?

En la actualidad el estrés laboral tiene importantes consecuencias, no sólo como causa directa de la siniestralidad en las empresas, sino por su incidencia sobre la calidad de vida de las personas afectadas.

Para saber, ¿cómo gestionar el estrés laboral?, primero vamos a conocer:

¿Qué es el estrés y cómo nos afecta?

¿Qué es el estrés?

En la sociedad en que vivimos nos vemos sometidos a infinidad de situaciones que ponen a prueba nuestra capacidad de respuesta.

Las demandas pueden ser de todo tipo:

  • Las exigencias cada vez más elevadas de nuestros respectivos trabajos
  • Las responsabilidades domésticas
  • Los conflictos interpersonales dentro o fuera del trabajo.

Nuestra respuesta a cualquier aspecto de nuestras vidas que percibimos como un reto o amenaza, se conoce como estrés y se traduce en una activación fisiológica del organismo que repercute en nuestro modo de pensar, sentir y comportarnos.

Las consecuencias negativas del estrés se manifiestan cuando las personas sienten que no pueden hacer frente adecuadamente a las exigencias del entorno, o a las que uno mismo se impone, amenazando su propio bienestar.

Ciertamente cada persona puede reaccionar de forma distinta ante una misma situación que puede ser causa de estrés (exposición en público, inminente cambio laboral, etc.), dependiendo tanto de factores individuales (tipo de personalidad, nivel de autoestima, etc.) como contextuales o ambientales (apoyo social tanto en el entorno laboral como familiar, entre otros).

En este sentido podemos definir el estrés como:

Desequilibrio (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta (del individuo) bajo condiciones en las que el fracaso ante esa demanda posee importantes consecuencias (percibidas) para el individuo.

¿Existe un estrés bueno y otro malo?

No todo el estrés es perjudicial por definición, dependerá del tipo de situación que origina el estrés, de la interpretación que hagamos, de nuestra respuesta y, consecuentemente, del nivel de “estrés” que experimentemos.

2 tipos de estrés:

1. Eustrés: Es el nivel de activación del organismo necesario y óptimo para llevar a cabo nuestras actividades cotidianas, especialmente aquéllas que requieren una respuesta inmediata. Sería el nivel de respuesta proporcional al estímulo, que cumpliría con una función adaptativa y ayudaría a la persona a enfrentarse con éxito a la situación sin llegar a estados de agotamiento.

Por ejemplo, a nivel psicológico, el estar preocupado inicialmente por una reunión de trabajo puede provocar que se dedique más tiempo a prepararla y, consecuentemente, se consiga un mejor rendimiento en la misma, lo cual es una buena estrategia.

2. Distrés: Es un nivel de activación del organismo, a nivel físico y psicológico, excesivo o inadecuado a la demanda de la situación, y que si se prolonga puede tener consecuencias negativas para la persona. En ello tienen mucho que ver las demandas del entorno y los recursos propios para afrontarlas, así como nuestra propia valoración al respecto.

Las dificultades pueden venir cuando:

  1. Las demandas se prolongan excesivamente en el tiempo o, aun siendo puntuales, se repiten incesantemente.
  2. Las demandas son excesivas y pueden provocarnos una intensidad de respuesta desmesurada, tanto a nivel físico como psicológico.

Estrés agudo y estrés crónico

Otro factor importante para valorar el estrés es, además de su intensidad, la frecuencia con que se repiten estas situaciones y la duración de cada una de ellas.

La respuesta al estrés (respuesta de lucha o huída) es importante en situaciones de emergencia, como cuando un conductor tiene que frenar el coche repentinamente para evitar un accidente. También se activa en una forma más sencilla cuando la persona está tensa, aunque no corra peligro, como cuando estás haciendo una presentación pública.

Un “poco de estrés” de este tipo puede ayudarte a mantenerte atento y preparado para hacer frente a cualquier reto. Luego el organismo vuelve a su estado normal, listo para responder de nuevo cuando sea necesario.

Las situaciones a largo plazo pueden producir un estrés de poca intensidad, pero perdurable, ocasionando dificultades en la persona que lo sufre. Como por ejemplo un divorcio, carga laboral, etc…

Este estrés continuado puede llegar a agotar nuestros recursos, haciendo que la persona se sienta agotada o abrumada, debilitando así su salud y bienestar físico, psíquico y social.

¿Cómo nos afecta el estrés?

En respuesta al estrés el cuerpo aumenta automáticamente la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la respiración, el metabolismo y el torrente sanguíneo que llega a los músculos. Esta respuesta tiene el objetivo de ayudar a nuestro cuerpo a reaccionar rápida y eficazmente ante una situación de mucha presión.

2 tipos de preguntas en situaciones de estrés:

1- Percepción de la amenaza: ¿Esta situación representa una amenaza para mí? ¿Pone en peligro mi bienestar? Es la valoración que hacemos ante una situación. Hasta qué punto nos beneficia o nos perjudica.

2- Percepción de los recursos: ¿Qué instrumentos tengo para hacer frente a esta situación? ¿Qué puedo hacer?. Valoramos los recursos que poseemos, tanto personales y sociales, como económicos e institucionales, para hacer frente a la demanda del entorno. En función de esta valoración consideramos si poseemos medios y capacidad para hacerle frente.

La combinación de estas dos evaluaciones determina que la situación sea percibida como un reto o una amenaza:

  • Desafío o reto. La persona considera que los recursos propios son suficientes para hacer frente a la situación. En este caso moviliza sus recursos y genera sentimientos de eficacia y de logro (Eustrés).
  • Amenaza. La persona considera que no posee recursos para hacer frente a la situación, se siente desbordado por ella (Distrés). Genera respuestas ansiosas. Sus estrategias de afrontamiento se deterioran o resultan poco eficaces.

¿Cómo gestionar el estrés laboral?

Técnicas para afrontar el estrés laboral

Medidas centradas en la persona:

Dirigidas a reducir los niveles de ansiedad, los pensamientos negativos y las relaciones sociales conflictivas (técnicas de relajación, respiración, cognitivas y de entrenamiento en habilidades sociales, hábitos de vida saludables, técnicas de gestión del tiempo…).

Técnicas de relajación:

La relajación o cualquier tipo de actividad de relax, aunque sólo sea unos 10 minutos al día, aumenta las defensas contra el estrés.

Se recomienda realizar estas técnicas en posición sentada y, si resulta más fácil, tumbado. Puede aparecer sensación de adormecimiento, por ello, es recomendable aplicarlas cuando se esté descansado y con ausencia de sueño, escogiendo la hora del día más adecuada para ello.

Técnicas de respiración:

Un control correcto de la respiración es una de las estrategias más sencillas y potentes para hacer frente a una respuesta de estrés. Uno de los síntomas del estrés es la hiperventilación: respiración rápida, acelerada y superficial que contribuye a aumentar los niveles de estrés.

Generalmente al inspirar solemos concentrar el aire en la parte superior de los pulmones resultando una respiración insuficiente y consumiendo además más energía. Si respiramos con el diafragma (desplazando el abdomen hacia fuera y hacia dentro) se dejará más espacio a la caja torácica y a los pulmones para que se expandan, con lo que se consigue una respiración más completa y pausada.

Técnicas cognitivas:

Para sufrir estrés es necesario que la persona evalúe la situación como amenazadora. En una persona estresada los pensamientos suelen ser negativos y pesimistas, ya sea respecto a uno mismo, a los demás o a la situación, y éstos suelen ser la causa de que no solucione el conflicto de una forma más positiva. Por tanto, la persona se ve inmersa en un mundo mental de pensamientos distorsionados que no le dejan valorar la realidad con claridad y tomar el mejor camino para su solución. Una de las mejores formas de afrontarlo es tomar conciencia de estos errores de pensamiento y sustituir estos pensamientos por una idea racional y objetiva.

Técnicas de visualización:

Una técnica sencilla de relajación que podemos practicar en el lugar de trabajo para relajarnos y eliminar tensiones consiste en la visualización.

Cierra los ojos. Céntrate por ejemplo en la siguiente imagen: el agua corriendo por un río, el ruido al deslizarse entre las piedras… Respira profundamente y disfruta de las imágenes en tu mente. Ahora visualiza la salida del sol por el horizonte, y cómo transcurre el día hasta la puesta del sol. Puedes imaginar cualquier otra escena que le resulte agradable (el mar, un bosque…). Ahora abre los ojos. ¿TE SIENTES MEJOR?

Medidas de intervención sobre la tarea:

Dirigidas a reducir los problemas que puedan surgir durante el desempeño del trabajo y también a aumentar la eficiencia de su desarrollo (enriquecimiento del puesto de trabajo, rotaciones horizontales, administración de descansos …).

Medidas de intervención sobre la organización:

Dirigidas a disminuir los problemas de estrés relacionados con factores de la organización como la comunicación y participación, las relaciones personales y el desarrollo de la carrera dentro de ésta (estilos de liderazgo, planes de evaluación, formación e incentivos, opciones de carrera flexibles, ambientes laborales seguros, etc.).

El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional [NIOSH] sostiene que el trabajo saludable bajo en estrés produce altos niveles de productividad. Al respecto, recomienda que las organizaciones brinden capacitación para el manejo del estrés y un programa de apoyo al trabajador para enfrentarse con situaciones difíciles en el ­trabajo.

¿Cómo gestionar el estrés laboral?, en las organizaciones:

Las organizaciones cumplen un papel importante en proporcionar un clima laboral adecuado y hacer sentir que los colaboradores son parte esencial de la organización y que pueden desarrollarse a nivel personal y profesional. Por tanto, es importante que las organizaciones elaboren programas de apoyo para sus trabajadores para reducir el estrés laboral y así aumentar el nivel de motivación y satisfacción.

P.D: Celebra la vida a cada instante, con la curiosidad de una niña/o.

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